miércoles, 31 de agosto de 2016

El Amor que Sana Parte 4

Siento que todos los seres humanos, y hablo especialmente por mi, somos muy emocionales, mirando como he vivido mi vida siempre me moví del miedo a la alegría, pasando por el terror, el fastidio, la furia, el dolor y el sufrimiento por la injusticia porque las cosas o personas no fueran como yo creía que debían ser, la cólera, el coraje de salir adelante aún en las situaciones más adversas, la ternura y el amor cuando miras a tus hijos; en fin todas las emociones estresantes y por tanto enfermantes, así como las vivificantes, que hoy sabemos que no son sino las diferentes variantes que hay entre el amor incondicional o total o unificante y el miedo que es su contraparte.  Cuando la vida se te rompe en mil pedazos por tener que afrontar una situación difícil y hasta cruel según nuestro calificativo pasas por todas las emociones llegando hasta la depresión  cuando bajas a tus fondos tenebrosos y la euforia cuando tienes "atisbos" de luz.






Hoy vamos con los capítulos 6 y 7 en el video 4 tomado de Youtube del libro de Anita Moorjani "Muero por ser Yo", en el cual vamos a vivir de la mano de Anita su trasegar por el oscuro y aterrador foso que pasas cuando el cáncer sigue avanzando a través de la destrucción de tu cuerpo y de tu vida.

"Rabia, terror, frustración, miedo, desesperación", fueron las emociones que Anita sintió cuando su mejor amiga murió de cáncer y esas emociones las sintió por ella y por su familia, ya que sabía que también sufrirían mucho por todo lo que a ella pudiera pasarle, pues como sabemos cuando a una persona le da cáncer este hecho afecta al implicado, pero también afecta las vidas de sus seres queridos a quienes hay que sumarles el dolor por la impotencia de ver lo que le está pasando a esa persona a la que tanto aman.

Anita empezó a aprender sobre formas alternativas de hacerle frente a la enfermedad, pues no estaba dispuesta a realizarse ningún tratamiento convencional debido a la experiencia de horror y dolor por la cual había pasado su mejor amiga y decidió irse a la India y tratar con medicina ayurvédica durante 6 meses, luego de los cuales regresó sintiéndose aliviada. Pero Anita siempre fué muy susceptible a los comentarios de  las demás personas y el hecho de que todo el mundo a su alrededor dudara de ese método, hizo que volviera a sentir miedo por haber fallado; buscara otras alternativas que mututamente se contradecían y al final en ese caos tuvo una fuerte recaida (por supuesto ese caos causa estrés y ya sabemos a donde nos lleva el estrés).

Lamentablemente muchas personas con la mejor buena intención hacen comentarios que lastiman, dan consejos y opinan sobre lo que se debe o no hacer, encima desde la óptica religiosa algunas creencias afirman que es o castigo divino o consecuencia del karma para que encima de que estás enfermo te sientas culpable; además todo el mundo te quiere vender "el producto o tratamiento milagroso que cura el cáncer" a unos precios que ningún bolsillo aguanta, razón por la cual muchas familias terminan quebradas y lo peor, sin su amado pariente.  En su libro sobre la terapia para el cáncer, el Dr. Gerson recomendaba que el paciente estuviera como mínimo seis meses en un ambiente agradable y que le ayudara a sanar, pero alejado del mundo y hoy siento que ese es un sabio consejo. Lamentablemente el factor económico hace que para muchas personas sea una opción imposible.

Desilusionada Anita decide alejarse y no atender ni visitas ni llamadas, lo cual es muy sano, pues hay quien llama y quiere saber al detalle cuanto le duele, por qué tiene esa voz, porque se ve tan demacrada, delgada, etc., aportes que no suman y si restan y dividen mucho.  La ventaja que tiene es que su esposo y familia amorosamente la cuidan y resguardan todo el tiempo. Y luego, en el libro Anita continua contando al detalle los pormenores de la decadencia de su salud y vigor corporal hasta saber que ya llegaba el momento de la muerte pues andaba en silla de ruedas porque le era imposible estar de pie, ni sostener su cabeza, con tanque de oxígeno y le tenían que sacar constantemente fluidos de sus pulmones para no ahogarse en ellos, además de lo muy inflamada que se encontraba. Ni hablar del dolor que todo eso produce, respiro profundo, de solo pensarlo.

Comparto con Anita el hecho de sentir que las clínicas y hospitales son sitios muy depresivos, por lo cual la agonía es tortuosa, razón por la cual ella siempre pedía que la mandaran a casa lo más pronto posible.

Mientras Anita vive el proceso simultáneo de dejar de vivir y sentir que está viva (experiencia cercana a la muerte), siente simultáneamente la alegría de ya no tener que sufrir por tanto dolor y sentirse indescriptiblemente bien, ligera y libre de estar en la cárcel de un cuerpo devastado por el cáncer, es decir dejó de identificarse con su cuerpo; pero al mismo tiempo sentir el dolor y sufrimiento de su esposo y familia por su partida, así como escuchar los comentarios de médicos y personal paramédico. Sentir la impotencia de querer compartirle a su familia lo bien que se sentía para que ellos dejaran de sufrir y compartieran su estado de plenitud.

Anita describe al detalle su vivencia en la plenitud del amor, del tiempo que no es lineal, de la visión del tejido de la vida como un todo, de sentir la esencia de su padre y de su mejor amiga, de que allí todo es perfecto y nadie es juzgado, entendió el sentido de la vida, del universo y de su cáncer, una frase que destaco, para ser analizada por cada uno de nosotros desde el corazón y con mente abierta: "¡Estaba sobrecogida al saber que Dios no es un ser, sino un Estado de Ser… y ahora yo estaba siendo ese estado de Ser!"

Otro apunte muy sanador que merece ser tomado tal cual aparece en el libro "entendí que me debía a mí misma, a todos los que conocí y a la vida misma: soy una expresión de mi esencia propia y única. Tratar de ser algo o alguien distinto no me hacía mejor - simplemente me privaba de mi verdadero ser y no permitía que otros me experimentaran como yo era y me privaba de interactuar auténticamente con ellos. El no ser auténtica, también privaba al universo de mi propio ser y de lo que vine a expresar aquí"...

Anita nos comparte cómo a través de su experiencia comprendió la unicidad y la totalidad de la cual cada uno de nosotros es una parte, que todos vinimos a aprender la perfección de su esencia que siempre es amada y cuidada y no es juzgada.

Este capítulo 7 es tan sanador que se los recomiendo leer y releer ó escuchar y volver a escuchar desde el corazón, disfruténlo, siéntanlo como si Anita lo hubiera escrito para compartirlo especialmente con cada uno.  Un abracito apapachador y de vida, gracias por ser y por existir, si uno sana, todos sanamos, aquí está el video de Anita para hoy:




No hay comentarios:

Publicar un comentario