domingo, 3 de enero de 2016

La Felicidad no se puede describir con palabras

Algunas veces, sólo algunas veces cuando era niña me imaginaba un mundo perfecto, según mis expectativas, en el cual iba a ser inmensamente feliz porque me iba a casar con un príncipe azul muy amoroso y protector, tendría una casa muy grande, tendría muchos niños y viviría en eterna felicidad.  Otras veces pensaba que no me iba a casar, que sería una mujer muy famosa porque sería artista o investigadora, no tendría niños, porque no crecí cerca de muchos, así pues que no tenía ni la más mínima idea de lo que era tener niños corriendo alrededor mío, pero sí que sería muy feliz y ajá cómo les parece que no le pegué a casi ninguno de esos sueños infantiles, pero si he sido feliz de una manera indescriptible, aún a pesar de estar batallando algunas veces y otras danzando con el dragón.
Imagen tomada de la página Educación Emocional


Lo que más me hizo  y aún me hace muy feliz es ser mamá, porque siempre ha sido una tarea (por llamarla de alguna forma) muy gratificante, a pesar de que no tenía ni idea de criar niños, rara vez estuve cerca de un bebé o de un niño pequeño, me encantaba alzar durante el mayor tiempo posible a mi bebé (siempre me dijeron que los iba a malcriar, que va! el amor no malcria), cocinar para ellos lo disfrutaba (la cocina siempre la detesté, pero otra cosa era hacer caldos, sopas, coladas, jugos para bebés, eso no era trabajo y cuando estuvieron grandecitos lo que preparaba rico era su lasaña de cumpleaños, jugos y algunos postres).  Lo disfrutaba pero no era consciente de que eso era felicidad: bañarlos, caminarlos bajo el sol, jugar con ellos, llevarlos a todas las partes que podía muchas veces en contra de su voluntad, eso simplemente es amar con pasión y con el tiempo entendí que todo lo que tenía que ver con mis hijos me hacía feliz y me dolía muchas veces no poder pasar más tiempo con ellos.  Soñaba con tener una casa grande que tuviera un gran patio atrás donde pudiéramos tener un columpio y un pequeño resbaladero, pero ese sueño no fue posible.



Trabajar lo disfruté muchísimo porque también fue una pasión el desarrollo profesional, pero también me amargué muchas veces tontamente (hoy ya lo entiendo) porque las personas y situaciones no era como yo quería que fuesen y porque desde mi punto de vista no había justicia cuando las decisiones no se tomaban de acuerdo con lo que yo consideraba era lo correcto. Que tontería no haber entendido ese juego de roles que es el teatro de la vida y que no hay ni buenos ni malos, solo papeles que te permiten crecer si tú te lo permites.



Y con el cáncer ni se diga cómo me lo tomé en sus comienzos, cómo les he venido compartiendo a lo largo del blog, pero en este tiempo en que he vuelto a la que llamo mi tierra (sin título de propiedad jajajaja), me he permitido darle una mirada al pasado ya sin muchas de las telas de araña de la ilusión que no me permitieron ver y disfrutar mucho más la vida.



Y en estos momentos puedo asegurarles que soy muy, pero muy feliz, amé, he amado y amo intensamente el regalo de la vida que me concede el Amado Padre a través de mis maravillosos y amados hijos, las amigas, amigos y hermanos de camino y de vida, la familia, mi madre y su particular forma de ver la vida (todo tenía que ser así pues no pudo ser de otra manera), el cáncer que me ha significado sanación de alma, de vida, de emociones, de pensamientos de forma de ver y sentir,  ya no necesito nada para ser feliz, es difícil expresarlo en palabras, pero soy inmensamente feliz porque me deshice de un montón de basura emocional y mental que cargaba a mis espaldas y no me permitía ver claramente que la única que interpretaba el mundo y a las personas como injusto era yo, que si alguien me hizo daño fue porque se lo permití, que a veces es necesario tener el valor de alejarnos de las personas tóxicas, pero por desconocimiento y un miedo inmenso que te paraliza te quedas como si estuvieras enterrado y permites que el otro te maltrate a todo nivel, es decir te encasillas y me encasillé en el papel de víctima, que tontada, pero lo hice durante tanto tiempo que siento que le dí vida al dragón, al cual luego también encasillé como si fuera el siguiente malo del paseo, pero bueno también fué necesario para por fin poderme liberarme del apego a sufrir por todo y por todos.



No he perdido "lo llorona", pero al menos ahora lloro por el sentimiento indescriptible de amor pleno que me llena de felicidad, paz y armonía totales; todo está perfecto en mi mundo tal y cómo está, y lo que no me gusta, me ocupo de cambiarlo hasta donde sea posible y si no! lo simplemente lo suelto! porque no tiene sentido atarme a situaciones o personas con las cuales me siento incómoda o no me quieren en sus vidas, pero si continuo a sabiendas de que no me siento bien también asumo mi responsabilidad en la decisión y las consecuencias que ello acarrea.

Definitivamente tienen razón los maestros espirituales que afirman que no es necesario cambiar de vida, sólo basta con cambiar la forma de verla y no darle interpretaciones innecesarias, es aceptarla y vivirla tal y como nos toca, así nos toque bailar con un dragón que te quema cuando te descuidas, pero al que con el tiempo le coges el paso y disfrutas hasta la sesión de baile que has tenido, porque te  ha permitido sanar, aprender, comprender, soltar, aceptar, ser feliz sin necesidad de etiquetar nada ni a nadie, por eso es indescriptible la felicidad, es un estado indescriptible, solo queda vivir la vida totalmente y sus aprendizajes. Dios es amor, es el amor incondicional que te sana y te hace inmensa e indescriptiblemente feliz y simplemente lo vives en el día a día con sus jornadas de luz y de oscuridad.

Les comparto algunas fotos de las vivencias de estos festivos con mis hijos, familia y amigas:




Queridos lectores de corazón les deseo un fffeeellliiizzzzzzzzzzzzz nuevo año de vida, de nuevos aprendizajes, de nuevos retos y desafíos y de una hermosa danza de vida con la vida a la luz del sol o de lluvia intensa, o de la luna y las estrellas, del frío o del calor, del cielo despejado o la niebla, lo importante es danzar con la vida, de todas maneras estás protegido por el amor de Dios y todo es para tu mayor bien, además hace parte del plan para tu alma que de alguna manera tu y yo diseñamos en su momento con el Creador.

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