domingo, 28 de junio de 2015

Aceptando las Pérdidas y los Cambios

No me ha sido fácil aceptar las pérdidas que a través del enfrentarme al dragón he tenido que asumir, pero claro hoy ya sé que toda pérdida que me causa sufrimiento no es otra cosa que apego, pero por supuesto las mujeres o, yo, tenemos muchos apegos y el cabello es uno de ellos.  Llegué a pensar que como no me hice quimio, no perdería el cabello, ¡error!. Parte del aprendizaje y regalos que trae el dragón es  que te ames y te aceptes tal y cómo eres, pues entonces he tenido que aceptar los cambios y amarme sin tener ya el abundante, hermoso y oscuro cabello (por supuesto últimamente  ya pintaba muchas y lindas canas), en fin respiro profundo de nuevo (lo he hecho varias veces mientras escribo, no es fácil el camino de la pérdida y la aceptación), hoy les compartiré varias fotos del antes del dragón y otras de los cambios durante el proceso, terminando con una foto tomada a hoy. Gracias a Dios tenemos el regalo de la vida y la oportunidad de crecer a través de la amorosa aceptación de todos los cambios, al fin y al cabo la vida es movimiento, cambio, nada es estático por tanto no  debemos apegarnos a nada ni nadie, debemos soltar y fluir.

Imagen tomada de la web







Empecemos pues con la foto de los 15, a los 15 todas tenemos la cabellera hermosa y eso que en mi época poco visitábamos al peluquero, de hecho yo lo visité a los 16, un compañero de colegio siempre que pasaba me pegaba un tironazo en mis largas trenzas, entonces me despedí de mi cabello, un profesor que me llamaba María me dejó de hablar.


 Para los grados universitarios utilicé el cabello suelto y exhibiendo las ondulaciones que tenía


Trabajando siempre fuè el clásico alisado ejecutivo y lo que más  utilicé fue la práctica muy práctica "cola de caballo", me encantaba.




No tuve hermanas de sangre, pero me siento bendecida por todas las hermanas de vida y de camino que Dios me dió, aquí estaba tomando café con  Alda y Elizabeth, un día en los comienzos del dragón en que tenía una gran tristeza, porque las cosas no iban bien y estaban empeorando pero acompañadas las penas son más llevaderas, son excelentes amigas y hermanas de vida.


Aquí todavía podía manejar el cabello, siempre me gustó recogerlo, había empezado a perder color, pero no era tan notorio, además las heridas las tenía en las clavículas, parte delantera del pecho y  costillas laterales así que podía manejarlas.

Aquí si ya tenía comprometida toda la espalda y el cuello, tenía que utilizar una toallita en el cuello para poderme vestir, el dolor era inmanejable y el cabello no ayudaba, pues más se infectaban las heridas del cuello.

Ni modo tocó cortarlo para que las heridas del cuello no se infectaran más con el cabello y además porque con tanto dolor me costaba mucho trabajo peinarme, así pues que ahora ya no necesitaba peine. Ya había perdido su color natural y empezaba a ponerse "mono".


Y ahora ésta soy yo hoy, con el cabello muy, pero muy cortito porque el dragón subió y atacó la parte lateral derecha de la cara y cuero cabelludo, ojos, nariz y boca, entonces tocó cortarlo "a ras", aquí ya lo tengo "largo muy largo" y que "mona" soy jajajajajaja.

Todo pasa en ésta vida y de todo nos recuperamos,  hoy compartiéndoles la tristeza que me embargaba por la pérdida no sólo de la larga cabellera, sino de su color natural, se me pasó, contarlo, compartirlo y mostrarles cómo me veo hoy, me ayudó a acabar de aceptarlo; gracias a Dios estoy viva, con la oportunidad de compartir con mis hijos, familia y amigos.

El cabello? volverá a crecer si corresponde y si desearé tenerlo de nuevo largo.  Las heridas? casi todas absolutamente secas y las que no en proceso.  Pobre dragón perdió la batalla final, pero me dejó medio desbaratada con un montón de manchas, cicatrices y cráteres, además más delgada,  pero también muchos y valiosos regalos de vida.  Se me cumplió mi sentencia: "El cáncer si no te mata te desbarata", pero  el caos, las crisis y las desbaratadas de todo lo que damos por sentado tienen su lado positivo, en la vida mucha veces para construir lo nuevo es necesario destruir lo viejo y que ya no sirve.

Hasta la próxima queridos lectores un abracito apapachador.



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